El valiente es valiente hasta que el cobarde deja de serlo.

Vamos a jugar a un juego. Sólo tú y yo. Tenemos que recordar lo que un día fuimos y lo que parece que no queremos volver a ser. Volveremos a construir  un castillo de arena y lo rodearemos de muros para que sólo nosotros veamos lo que realmente se siente allí. Como aquella vez.
También...también podría decirte que te quiero en mi vida. Que te quiero a pesar de todo. Y tú... tú podrías olvidarte de todo y de todas. Centrarte en mi. Y sólo en mi. Entender que todo lo que te puedan dar, te lo puedo regalar. Vamos a desear reír juntos pero lloraremos lejos. Vamos a querernos  sin querer. ¿Te gusta? Es la forma más fácil que hay de ser cobardes.

Tenemos que desear tocarnos pero ni rozarnos. Correr en el mismo sentido pero diferente dirección. Hay que fingir que no nos queremos. Como ahora. 
 No es tan difícil. Sólo que ahora será un juego.
El primero en caer perderá el billete de viaje a marte. De ida, sin vuelta. ¿Qué irónico no? El primero que caiga en las manos del otro perderá el motivo por el cual sigue aquí.
Total, dispuestos a jugar. Vamos a acabar con esto. De una vez. Nadie de los dos ha sido lo suficiente valiente para romper el muro y sangrar. Pero si lo suficiente para vivir en un castillo de arena.


Toni Arco. (sabes meterte en mi cabeza perfectamente, mil gracias.) 


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